Los términos "virus" y "malware" se utilizan a menudo indistintamente. Sin embargo, son técnicamente diferentes, luego es importante distinguir entre ambos.
Malware es un término general para cualquier tipo de software malicioso, independientemente de cómo actúe, su intención o cómo se distribuya. Un virus es un tipo específico de malware que se autorreplica insertando su código en otros programas. Los virus informáticos han ocupado un lugar prominente prácticamente desde los inicios del Internet comercial: el primero se creó en 1982 para el Apple II, y pronto le siguieron otras versiones.
Los virus se propagan adjuntándose a archivos y programas legítimos y se distribuyen a través de sitios web, unidades flash y correos electrónicos infectados. Una víctima activa un virus al abrir la aplicación o el archivo infectado. Una vez activado, un virus puede eliminar o cifrar archivos, modificar aplicaciones o deshabilitar funciones del sistema.
Existen muchos tipos distintos de virus. Estos son los tres ejemplos más comunes:
Además de los virus, hay muchos otros tipos de malware que pueden infectar no solo equipos de sobremesa, portátiles y servidores, sino también smartphones. Las categorías de malware son las siguientes:
Debido a que existen tantos tipos de malware y virus (y los ciberdelincuentes crean más cada día), la mayoría de las soluciones antimalware y antivirus utilizan múltiples métodos para detectar y bloquear archivos sospechosos. Los cuatro tipos principales de detección de malware son:
Los profesionales de seguridad de TI pueden reforzar las defensas antimalware y antivirus de su organización mediante la actualización y aplicación de parches de aplicaciones y plataformas. Los parches y las actualizaciones son especialmente críticos para prevenir el malware sin archivos, que tiene como objetivo las vulnerabilidades de las aplicaciones y no se puede detectar fácilmente con soluciones antimalware.
Del mismo modo, la implementación y el fomento de las mejores prácticas de seguridad de los datos pueden contribuir enormemente a prevenir las violaciones de la seguridad de los datos. Las mejores prácticas recomendadas para la gestión de contraseñas y el acceso basado en roles a datos y aplicaciones, por ejemplo, pueden minimizar las probabilidades de que un hacker acceda a un sistema y limitar la capacidad de un hacker de hacer daño si obtiene acceso. Las actualizaciones de seguridad periódicas para los empleados también pueden ayudarlos a detectar posibles amenazas y recordarles que deben adoptar una buena higiene de seguridad.